jueves, 2 de julio de 2009

¿Por qué ratificar el Convenio 183?


En los últimos años se ha incrementado la participación de las mujeres en el mercado laboral, sin embargo esto no ha significado el acceso a un empleo digno, debido a la persistencia de la discriminación de género en nuestro país. Los niveles de subempleo son mayores para las mujeres, alcanzando al 53.8% de la PEA femenina. Del total de mujeres que conforman la PEA ocupada, sólo el 27.1% trabaja como asalariadas y el 68.0% lo hace bajo la forma de no asalariada, asimismo 9 de cada 10 mujeres de la PEA ocupada femenina no se encuentra afiliada al sistema privado de pensiones.

Ahora, una de las causas de discriminación constante, de la cual son objeto muchas mujeres, es el embarazo; son demasiadas mujeres que no disfrutan aún de la protección de la maternidad. Se ven sujetas a diversas formas de discriminación, desde pruebas de embarazo obligatorias al momento de ser contratadas hasta despidos durante la gestación.

Asimismo, muchas mujeres que se encuentran embarazadas trabajan bajo las mismas condiciones como si no lo estuvieran, lo cual las coloca en una situación de riesgo profesional tanto para su salud como para la de su futuro hijo o hija afrontando una situación de desprotección laboral.

En este contexto, vemos que la importante función social que asumen las mujeres no ha sido aún reconocida y valorada en su justa medida por la sociedad en general, por los líderes políticos y por muchos/as empleadores/as que ven a la maternidad como un obstáculo para la rentabilidad y la acumulación de beneficios. Es importante saber que al respetar los derechos de las mujeres, se está contribuyendo a mejorar la productividad, fomentar el trabajo decente, reducir la pobreza e impulsar el desarrollo del país.

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